Tortosa, domingo 29 de diciembre de 2013. Me senté en el sillón de mi comedor en un profundo estado de shock.
Mi mente agotada quedó en blanco... superada por la agonía, la turbación y el llanto de aquellos últimos cinco días. Mi cuerpo quedó inerte y apático sobre el canapé...
¡Allí estaba solo!, abandonado en aquel hogar que, tan sólo hacía unos instantes, había dejado de serlo... ¡Silencio sepulcral!, mientras en la calle... era Navidad.
Ajeno a la tragedia, un agradable sol vespertino entraba por los ventanales iluminando el salón. El cálido roce de sus rayos hibernales embalsamó por unos instantes mi inconsolable pena... Me quedé inmóvil... como temiendo que un solo movimiento pudiera romper la paz de ese estado de letargo en que me había quedado sumido.
El sol se fue sofocando, como hoguera que ya nadie aviva... Las tinieblas ahogaron la luz del comedor, como si una losa cubriera despaciosamente mi tumba... la de mi exánime corazón.
Finalmente se apagó todo resplandor. La casa perdió el poco calor que aún conservaba. Un frío infernal fue calando mis ropas hasta los huesos... tenía que moverme, levantarme... tenía que comenzar a caminar... ¡se había acabado la función!
En la más profunda oscuridad deambulé los días venideros. Con urgencia tuve que exiliarme a mi Barcelona natal. Con esa infinita tristeza aplastándome... con esa incontinencia en el llanto... Con el rumbo de mi vida absolutamente perdido: naufrago en ese mar de lobreguez y depresión que apareció, así, de golpe y sin aviso... naufrago e inmerso en aquella terrible galerna que, ¡sin clemencia!, me envolvió a traición, sin darme siquiera intento para poder reflotar, aquel que un día fue, invencible navío.
Algunos que decían ser mis amigos, ¡como ratas!, abandonaron rápidamente el barco cuando empezó a entrarle el agua por la popa. Pero los verdaderos allí se quedaron: achicando sin tregua ni condiciones mi desconsuelo. Una de estas personas es Mònica Múrcia.
La Jove de Barcelona y yo
Mònica era una vieja amiga del instituto que hacía más de 20 años que no veía. Nos habíamos reencontrado hacia unos tres años en el Facebook y teníamos un café pendiente para ponernos al día.
Empujado por los infaustos acontecimientos, le envié un correo desesperado contándole todo lo sucedido, sabedor que ella también hacía poco que había pasado por una experiencia similar. Reaccionó rápidamente para aplacar mi dolor e intentar sacarme, ¡arrastras!, de esas indisipables tinieblas que me estaban asfixiando. Me dijo:
-¡El viernes quedamos y me acompañas a hacer Castells!
¡¡¿¿Castells??!!, eso sí que no me lo esperaba de ella. Yo, a Mònica, la recordaba de cuando éramos unos jóvenes alocados, correteando por el barrio barcelonés del Clot, escuchando a "Los Suaves", "Siniestro" o "Loquillo"...
¿Castells?, ¡¡¿¿en serio??!!, si en mi vida me había interesado ese tipo de "folklore"... ¡pero si yo siempre había considerado "eso" una actividad desusada practicada por unos "frikis" con faja.
En fin... si quería verla tenía que acompañarla a ese ensayo. Eso sí, en secreto me dije que sólo iría aquella vez y, para otra ocasión, ya decidiría yo un lugar más "convencional" para quedar.
Viernes 31 de enero de 2014, poco antes de las siete de la tarde, me reencuentro con Mònica en la plaça Orfila del barrio de Sant Andreu. Nos fundimos en un largo abrazo sin ni siquiera saludarnos.
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Junto a Mònica en el local de la Colla Castellera Jove de Barcelona. Febrero de 2014 |
Me llevó al local de la Jove de Barcelona, ubicado en la antigua fábrica textil "Fabra i Coats". Aquel día era también, para ellos, el primer ensayo de la temporada 2014. La primera sensación que tuve al entrar no me gustó: era un local frío y grande, de alta techumbre que daba sensación de poca luz, era todo muy gris y viejo...
Mónica me presentó a Roger, un veterano casteller encargado de la acogida de nuevos miembros, y desapareció dejándome sólo con él. Roger me preguntó:
-¿Has hecho alguna vez castells?
-No -le respondí- y, la verdad, no tengo ni idea de que va todo esto... -Mientras le decía estas palabras, con gran pavor observé cómo agarrados de las viejas columnas de la fábrica, los chicos y chicas allí reunidos se subían unos a otros. Interrumpí bruscamente el afable discurso de Roger y le dije:
-¡¡Ah no!!, yo tengo mucho vértigo, ¡no quiero subir! -Se rió y me respondió:
-Tranquilo que hoy no subirás...
-Bueno pues... si te parece, hoy sólo miro como lo hacéis y el próximo día ya empiezo. -Volvió a reír. Me miró en detalle, preguntó mi edad, peso, me hizo levantar los brazos y concluyó:
-¡Harás de lateral!
-Pero no voy a subir, ¿eh? -insistí... y volvió a reírse una vez más.
Me llevó hacia un grupo de chicos y les anunció:
-Os presento a Humbert, hará de lateral. -y se marchó.
Mirando de reojo la puerta (para salir pitando en cualquier momento) se me acercó un chico vestido de negro y cabello largo recogido con una cola. Me dijo:
-Hola Humbert, me llamo Senyor Sànches, ¿has hecho alguna vez de lateral?
Le dije que no tenía ni idea... Y es que, hasta ese día, yo pensaba que la piña de un castell era un tumulto de personas amontonadas de forma caótica (casi como una melé en el rugby). El Senyor Sànches me explicó muy bien la distribución ordenada dentro de una piña, como se ubicaban los diferentes integrantes (y su nomenclatura). Luego se centró en la posición del lateral, me enseño como debía colocarme y protegerme. Me pusieron una faja azul de novato y empezamos a practicar haciendo pilares volados.
Ya más tranquilo regresó Mònica. Me presentó a Xescu Jorba (el cap de colla), que me dirigió unas cálidas y breves palabras de bienvenida. Luego continuó presentándome a toda persona que se moviera por el local. Me encantó el afecto que me iban saludando la mayoría de castellers... ¡que "borrachera" de nombres!, sería imposible memorizarlos a todos, pensé...
Empezamos hacer pruebas "limpias" de castells, nos distribuimos en nuestras posiciones: yo de lateral, con mis manos en alto lo más cerca del muslo del casteller que había subido en frente mío, pero sin llegar tocarlo. La verdad es que aquellas pruebas eran algo lentas y aburridas, pero me sentía tan acogido que, por primera vez desde hacía muchos días, no pensé en mi aflicción.
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Participando en las pruebas limpias de la Jove de Barcelona. Febrero de 2014 |
Pero hubo una prueba que cambió mi forma de pensar de golpe... una prueba que me proporcionó unas sensaciones que hicieron que quisiera ser uno de ellos a partir de entonces. Sucedió cuando comenzaron las pruebas de piña y me dijeron que me pusiera de segundo lateral, tras de Jojo.
Con Jojo ya habíamos estado hablando amigablemente entre prueba y prueba. Me dijo entonces:
-Yo ahora haré de lateral, fíjate como me coloco, especialmente con la posición de mis manos. Cuando digan: "segons laterals!", apóyate sobre mi espalda, coge firmemente mis muñecas (pero sin hacer mucha fuerza, si no te lo pido) y reposa tu mejilla sobre mi cuello.
Se fue montando la piña... el baix que nos tocó frente nosotros, recuerdo que era Pep Llopart. Vi como lo iban rodeando: el contrafort, les crosses, la agulla... pensé: "¡cómo me gustaría estar en esa posición algún día!: apretujado, soportando todo el peso, en el centro del meollo...", cómo me gustaría ser, algún día, como el bueno de Pep.
Poco a poco se fue cerrando la piña... gritaron mi posición y me puse tras Jojo, tal como me había explicado. "Abrazado" al fuerte y amable compañero me sentí consolado y protegido. Luego... "alguien" colocó su pecho sobre mi espalda, cogió firmemente mis muñecas y apoyó su mejilla sobre mi cuello. Noté calor y presión por todo mi cuerpo... Noté que el castell estaba vivo y que éramos todos uno... ¡me encantó esa sensación!
Se descargó con éxito la prueba y todos se pusieron a aplaudir. Yo... todavía muy emocionado, me uní a la ovación y tuve claro, al fin: ¡que quería ser casteller! A partir de entonces no fallé a ningún "entreno" con la Jove de Barcelona.
En el siguiente entreno, recordando a Pep, les pedí a los técnicos que quería que me "cargasen". Me llevaron a una columna para hacer espalderas. Pensé: "¡Ai Humbert! en que fregados te pones...", pero reflexioné sensatamente, diciéndome: "Mira, por mucho peso que vayan a ponerte a tus espaldas, nunca será tanto como la carga que tienes que soportar en estos momentos...".
Finalmente me subió un chico y, encima de él, una niña... noté el peso de los dos y el zarandeo al subir y bajarme, mientras yo me agarraba, muy solemnemente, a la vieja columna con mi espalda recta y los codos elevados... ¡Me gustó aquello!
Domingo 9 de febrero de 2014. Después de tres entrenos ya teníamos nuestra primera diada de la temporada. Era en honor a Santa Eulàlia (copatrona barcelonesa) en el inigualable marco de la plaça Sant Jaume de Barcelona. Yo, todavía sin la camisa de la colla (te las tienes que ganar participando activamente en un número determinado de ensayos y diadas) viví mi primera diada actuando en todos los castells como segundo lateral e, incluso, debutando en uno como primero. ¡Fue impresionante!
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Mi primera diada, todavía sin la camisa de la colla. Febrero de 2014 |
Viernes 14 de marzo de 2014. Después de la Diada de Santa Eulàlia, no había más actuaciones hasta mediados de marzo. Yo seguí acudiendo con ilusión y ganas a todos los entrenos, ¡sin fallar a ninguno!, todos los martes y viernes. Se acercaba la siguiente actuación y, el viernes antes, había el "ensayo general".
Cuando se terminó el entreno, se íban a repartir las primeras camisas de la temporada. Pensé: "A mí todavía no me debe tocar: sólo llevo mes y medio y una sola diada". Pero cuál fue mi grata sorpresa cuando dijeron en alto mi nombre y todas las miradas se abalanzaron sobre mí, mientras me ensordecía un sonoro aplauso. Apabullado me acerqué a la tarima y se me hizo entrega de la bonita camisa de color granate (con las letras "Jove de Barcelona" bordadas en la espalda) y del escudo de la colla.
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Probándome la bonita camisa de la Jove de Barcelona en casa de mis padres. Marzo 2014 |
Separados ya del burullo, Montse y su hijo Xavi Angerri me hicieron, más o menos, el siguiente discurso:
-Humbert, la Colla Castellera Jove de Barcelona te hace entrega de su camisa por tu esfuerzo en los entrenos y actuaciones que has participado. El escudo que lucirás frente a tu corazón nos representa a todos. Pero recuerda, ¡siempre!, que este escudo no te pertenece... en caso de hacer un comportamiento inadecuado llevándolo puesto, como: estar bajo los efectos del alcohol o drogas; verte involucrado en alguna pelea; comportamientos xenófogos, homófogos, sexistas o que atenten contra la convivencia pacífica de la sociedad, te será automáticamente retirado y serás expulsado de la colla.
¡Totalmente de acuerdo!, ser casteller no es sólo hacer castells... ser casteller es una forma de actuar en la vida. Así que: ¡tolerancia cero para los que no acepten estas indiscutibles normas de convivencia!
Domingo 16 de marzo de 2014. ¡Llegó el día de mi bautizo! La diada era en la ciudad de Badalona, frente el paseo Marítimo. Fue una jornada especial, ¡todo salió bien! Recuerdo la ilusión de vestirme, por primera vez, con mis pantalones blancos, la camisa grana recién planchada con el escudo ya cosido en su parte izquierda y mi faja negra de 5 metros.
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Mis pantalones blancos, mi faja y mi nueva camisa con el escudo cosido. ¡Todo preparado para mi bautizo! |
Después de la gran diada comimos todos juntos sobre la arena de la playa de Badalona. Yo cerré un instante los ojos, bañando mi cara bajo el tibio sol... parecía como si el astro rey quisiera iluminar (tenuemente) aquellas tinieblas que me dejó encerrado tan sólo dos meses y medio antes. Quedé como en trance... mientras oía el ruido acompasado de las olas mezclándose con los gritos de los niños jugando... creo que llegué a esbozar una tímida sonrisa de felicidad.
Fue transcurriendo el año, disfrutando de todos los entrenos y las actuaciones que participábamos... Sin duda, el momento cumbre de aquella temporada, ocurrió en la Diada de la Mercè (la otra patrona de Barcelona) donde pudimos descargar, en la plaza Sant Jaume, ¡nuestro primer 7 de 7!
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Primer 7 de 7 descargado por la Jove de Barcelona, 24 de setiembre de 2014. Foto de Claudi Domper |
El 2015 lo comencé junto a la Jove de Barcelona. Repetimos actuaciones que tanto me marcaron el año anterior (como la diada de Santa Eulàlia o la de Badalona). Y yo me reafirmé en mi posición de lateral... ayudando a mi colla en todos los eventos que me era posible asistir.
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Colocado como primer lateral, frente a Xavi Angerri (con gafas), Diada del Triacord 2015 |
Pero yo quería volver a mi casa: ¡a Tortosa! Quería volver a ese hogar que dejó de serlo aquel día que se quedó a oscuras, ese fatídico 29 de diciembre de 2013...
Els Castellers de Tortosa y yo
Fue en marzo de 2015 cuando supe, por primera vez, la existéncia dels Castellers de Tortosa, empezaban hacer sus primeros ensayos. Los vi en una foto de Instagram: en la imagen se veían haciendo una prueba de 3 limpia en la plaza de Barcelona, frente el Mercado de Tortosa. ¡Debía informarme!, pero pasaron los días...
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Primera imagen que vi dels Castellers de Torosa. Marzo 2015. Foto de Ferrán Bel |
Sábado 2 de mayo de 2015. Visitando la ExpoEbre de Tortosa, en el Pavelló Firal de Remolins, vi la parada de la colla tortosina y se me iluminaron los ojos. Me acuerdo que fui muy bien atendido por Cristina, la presidenta. Yo le dije que era casteller y que me gustaría conocerlos. Me invitó a que asistiera el día siguiente, por la tarde, ya que harían un ensayo fuera mismo del pabellón.
Domingo 3 de mayo de 2015. Por la tarde me dirigí a la cita... al llegar, todavía se estaban enfajando y algunos curiosos miraban. Nadie pareció percatarse de mi presencia en esos primeros instantes... busqué a Cristina, ¡allí estaba!
-Hola Cristina, ¡al final he venido! -le dije-. No he podido traer mi faja, la tengo en Barcelona, ¿me podéis dejar alguna?
Me dejó una de color granate y ella misma me enfajó. Luego le pedí que me presentará al cap de colla... ¡Vaya!, estaba en la otra punta... mientras me llevaba hacia allí me noté algo observado.
Me presentó a Cristian Dasi. "¡Qué cap de colla más joven!", pensé. Recuerdo las palabras que le dije:
-Hola Cristian, me llamo Humbert. -nos estrechamos las manos y proseguí con humildad- Soy casteller de la Colla Jove de Barcelona, generalmente hago de lateral. Mi intención es venir a Tortosa y me gustaría probar con vosotros. Cristian sonrió, no habló mucho, me presentó a los técnicos y volvió a su cometido.
Al igual que me pasó con la Jove de Barcelona, también me sentí muy bien acogido desde el primer momento. Había un ambiente distendido y de compañerismo que me encantó.
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Mi primer ensayo con els Castellers de Tortosa, durante la ExpoEbre 2015 |
Empezó el ensayo... sin que tuvieran que decirme nada, me puse a voltar las pruebas limpias que iban haciendo. ¡De repente!, me anunciaron que me pusiera yo debajo de una de ellas. ¡Era un tres limpio!, como el que vi en la foto del Instagram. Pensé: "Madre mía... ¡pero si yo nunca he hecho esto!".
Sin que se notará mucho mi inexperiencia, me así a los brazos de mis compañeros, manteniendo mi espalda recta y la cabeza bien alta. Sólo subieron un piso y se quedaron un rato encima nuestro. Cuando bajaron, noté como el pié izquierdo del chico que tenía arriba recorría mi columna hasta la faja... luego aplaudieron todos, mientras yo sonreía...
A partir de aquél día, ya más instalado en Tortosa que en Barcelona, mis ensayos empezaron a ser más seguidos con la colla del Baix Ebre.
Els Castellers de Tortosa son una colla nueva (ni siquiera se ha bautizado) y tiene todavía poca gente. Por eso, allí todos hemos de saber hacer un poco de todo: tocando todas las posiciones que nuestro físico nos permita estar y, a mí, esta polivalencia: ¡me encanta!
Los siguientes ensayos, después de la ExpoEbre, ya los hicimos en su local habitual: ubicado dentro del Pavelló Firal de Remolins (encima del escenario). Desde el primer día me involucré mucho en el trabajo, la técnica me iba poniendo de bajo de muchas de las pruebas limpias.
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Haciendo una prueba limpia de 4, en la EMD de Jesús |
Llevaba pocos ensayos cuando, al final del entreno, anunciaron que haríamos una prueba de pilar con piña. Empezaron a cantar las posiciones... Isaac terminó el recuento y yo no tenía ubicación asignada... le pregunté algo mustio:
-Isaac... ¿donde quieres que me ponga?
-¡Ai sí! perdona Humbert... -me respondió- ¡tú vas a subir! Descálzate y sácate los calcetines.
Me quedé como helado unos segundos... ¡reaccione!, sacándome los calcetines antes que los zapatos, y me acerqué veloz a la piña... mezcla de una indescriptible alegría, gratitud y... para que engañarnos, ¡un "acojone" impresionante!
Viendo mi cara de pez al intentar abordar al segones mans, Luïssa se ofreció a hacerme la "escaleta". Subí y caminé por encima la piña... ¡allí estaba el baix esperando!
-¡Izquierda! -le dije.
Puse mis pies sobre sus hombros, que sensación más rara... "¿aguantará mi peso?, ¡pobre Àlex!", pensé. Me apoyé a los dos" fajos" de manos que toda la piña extendía hacia mí y recoloqué mis pies.
Cuando estuvimos cómodos, dije que ya me podían sujetar. Me soltaron y noté como ocho pares de manos apretaban firmemente mis muslos, ingles y trasero.
Xènia subió a piña y se acercó a mis espaldas. Hice los pasos que había practicado en el suelo para que subiera y... ¡ya la tenía arriba! Quedé mirando al frente, con expresión seria y con mis manos agarradas a sus pantorrillas... ¡cómo disfruté de ese instante!
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De segundo en una prueba de pilar con piña |
Ese día no subió nadie más, pero hemos seguido practicando y ya he empezado a ensayar pilares de 4 con piña. ¡Pronto espero estrenarme a plaza! También he subido de segundo alguna vez a piña, para practicar la difícil torre.
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De segundo, junto a Michel; en una prueba de torre con piña |
Otro momentazo fue durante el segundo o tercer ensayo después de la ExpoEbre. Estábamos practicando pruebas limpias cuando vi que colgaban en la pared el croquis de una piña con nuestros nombres anotados en las respectivas posiciones. Me acerqué a ver donde me había tocado y, estupefacto, pero inmensamente lleno de gozo, ¡observé que era uno de los bajos!
¡Tocó al fin la prueba de piña! Los nombres de los bajos fueron los primeros que anunciaron. Luego, se fue colocando toda la gente a nuestro alrededor. Empezaron a cerrar la piña, poco a poco sentí la presión a mi alrededor... Noté el peso del segundo al subirse sobre mis hombros... aquel primer día no subió nadie más. Como me acordé de Pep en aquellos instantes... Como me acordé de aquel primer día que hice castells, junto a Mònica...
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De bajo, junto a Manel, en una prueba de piña |
Yo lo tenía clarísimo: ¡me sentía perfectamente capacitado para hacer de bajo y que me cargaran todo lo que fuera!, ojalá los técnicos también lo considerasen así... Tenía pues que trabajar duro junto a mis compañeros, para poder alcanzar nuestro gran sueño... ¡descargar nuestro primer castell!
Empezó el verano. Hicimos muchos talleres, donde podíamos promocionar nuestra colla por el territorio. También hicimos alguna actuación benéfica, donde exhibíamos un pilar de 4. Trabajamos duro todas las posiciones los días de ensayo.
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De bajo, en una prueba del 3d6 en la espaldera: desde piña hasta dosos. Julio 2015 |
Pasó el Renaixement, las fiestas mayores de la mayoría de pueblos del territorio... y llegaron, ¡por fin!, les Festes de la Cinta: ¡les Festes Majors de Tortosa!
Viernes 4 de setiembre de 2015. El próximo domingo era ya la diada y, nuestra intención, era presentar a plaza un 3 de 6. Las pruebas realizadas en el ensayo general fueron bien, pero todos quedamos con muchas dudas y miedos: éramos conscientes que no habría ninguna colla más en la plaza para ayudarnos y seríamos pocos para formar una piña con condiciones... ¿y la canalla?, ¿cómo reaccionaría en el momento de la verdad?, ¿se asustaría?
Fue durante ese ensayo cuando me confirmaron que yo haría de "bajo" en ese primer castell. Me quedé profundamente feliz, agradecido y honrado. Esperaba, ansiosamente, no defraudarles...
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Apareciendo en un cartel promocional, antes de nuestra primera diada. Foto de Isaac |
Domingo 6 de setiembre de 2015. ¡Día grande de les Festes de la Cinta! Día en que nos presentábamos a la ciudad que llevamos su nombre.
Tortosa es una ciudad histórica, con mucho folklore y es un emplazamiento referente para el sur de Catalunya. Pero, curiosamente no tenía, hasta entonces, ninguna colla castellera que la representara y, hasta ese mismo día, no se había celebrado (¡nunca!) ninguna diada.
Y allí estábamos nosotros para hacer historia, vestidos con camisa blanca (nuestra camisa definitiva, después del bautizo, será granate como la bandera de Tortosa). Allí estábamos nosotros, con nuestras ilusiones y miedos bien prietos bajo la faja.
Vinieron a ayudarnos algunos castellers de Los Xics Caleros, colla hermana de l'Ametlla de Mar. Pero seguíamos siendo pocos para cerrar una piña con condiciones...
Nuestro primer destino fue a la plaça Nostra Senyora de la Cinta, allí hicimos dos pilares de 4: uno en honor a la Virgen, frente a su estatua, y otro al terminar la Misa Solemne. Luego nos fuimos juntos hasta la plaça de l'Ajuntament donde haríamos nuestra primera diada.
Llegamos los primeros a la plaza, ¡no había nadie!, aprovechamos el momento para hacernos una foto de grupo frente el ayuntamiento. Edgar, sentado en el bordillo de la fuente central, ultimaba los últimos retoques del croquis de piña con semblante preocupado... Yo me alejé unos instantes, buscando silencio y concentración, consciente de la importancia del acto que debíamos realizar. ¡No podíamos fallar!
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Foto de grupo, posando frente el Ajuntament de Tortosa antes de la diada |
Empezó a llenarse la plaza: las autoridades (con el alcalde y el obispo al frente), les pubilles, la Colla Gegantera, Cort de Bèsties i Dolçainers de Tortosa y una multitud de personas que se fue resguardando del calor bajo los soportales de la plaza. Al centro las dos parejas de gigantes más clásica: los reyes árabes y cristianos, a su lado mi querida Cucafera... "ellos" también querían estar presentes en nuestra primera diada.
Entramos andando hasta el centro de la plaza, acompañados de la música de les gralles y els tabals. Empezamos a montar la pinya, los primeros en llamar fuimos los bajos, luego fueron anunciando al resto del grupo.
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Colocados (y ya cogidos) los tres bajos del castell |
Entró Cristian, nos cuadró y nos dijo a todos unas palabras alentadoras. Ya estaba todo preparado, empezaron a cerrar la piña: nos cogimos los bajos (Manel a mi derecha y Joel a la izquierda), me abrazó mi contrafort (Maria Laura), entraron al centro las tres agulles (quedando Albert Esteve frente mío), entraron les crosses (Kevin a mi derecha y Marina Mora a mi izquieda), se fueron completando el resto de posiciones... uniéndose algunos integrantes de la Colla Gegantera de Tortosa y algún espontáneo del público. Miré a Manel y a Joel y les grité:
-¡Por nuestros cojones que vamos a aguantar este castillo!, ¡cueste lo cueste!, ¡que no sea por nosotros! -Lo reconozco... en esa ocasión fui algo soez, muy alejado de mi estilo más moderado, pero es que la adrenalina la tenía a tope.
Pregunté a mis crosses si estaban cómodas, hice subir un poco a Marina. Ya empezaba a notar la presión por todo mi cuerpo... un enjambre de brazos se levantó encima de mi cabeza, quedé quieto, concentradísimo... esperando la carga.
-¡Humbert, derecha! -dijo Victor y se posó encima de mis hombros. Se colocaron bien los tres segundos y... empezó a sonar el Toc de Castells.
Yo... en el centro de la piña, parecía estar como dentro de un búnker: oía amortiguados les gralles y els tabals, los gritos del cap de colla... me quedé a "oscuras", notando como iba aumentando el peso sobre mí... me cogí fuerte de las mangas de los compañeros y cerré los ojos. Quedé aislado, solo... rodeado por tanta gente. De repente Albert me dijo:
-¡Ya está la aixaneta arriba! -a oscuras oí el griterío del público como si yo estuviera dentro de una piscina... luego noté como temblaba todo el castillo sobre mí al irse descargando.
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Foto del primer castell descargado a Tortosa... ¡de nuestro primer castell!, desde el ayuntamiento |
¡Y se abrió de nuevo el cielo!, y el aire trajo a mis oídos una fuerte ovación: ¡Todo había ido bien! Estallamos de alegría, ya no había control después de tanta tensión: todo era júbilo desmesurado, saltos, abrazos, lágrimas, griterío...
¡Y se abrió de nuevo el cielo!, y el sol me "inundó" mientras yo botaba abrazado a mis compañeros. Ese mismo sol que se ocultó ese fatídico 29 de diciembre de 2013... ese sol volvía a brillar con fuerza, hasta lo más profundo de mi corazón, en la misma ciudad que aquel día se me apagó.
Aquí nos quedamos, con esos felices castellers que hicieron historia: por descargar el primer castell en la ciudad de Tortosa y por descargar su primer castell como colla. Luego vinieron 8 más: cuatro 3d6, tres 4d6 y dos 3d6a (¡todos descargados!), completando una primera temporada espectacular y... teniendo yo, el gran honor, de haber sido el "bajo" en todos y cada uno de ellos.
Aquí nos quedamos, con este casteller inmensamente feliz... con este casteller que, por fin, dejó atrás las tinieblas... este casteller que ahora baila loco de contento "bajo" ese cálido sol de verano... mientras, sonriente, levanta su brazo bien alto... como queriéndolo tocar.
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Dos escudos, dos ciudades... ¡una misma camisa! ¡Orgullo grana al cuadrado! |